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Arquitectos: Estudio Huma
- Área: 1050 m²
- Año: 2022
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Fotografías:David Frutos
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La obra versa sobre la restauración de Casa Dorda, un antiguo convento del siglo XVIII construido para las carmelitas descalzas. La intervención, pone de manifiesto la trasformación social que está experimentando la sociedad derivada de la COVID; basada en un nuevo modo de relacionarnos, donde prime lo humano.
El proyecto se centra en la revalorización de la planta baja del palacio, justificada por su valía como patrimonio de la ciudad, desde su condición de bien de interés cultural. La restauración viene motivada para dar cabida a la nueva sede de la compañía de aguas de la ciudad, que tras la pandemia, se ve motivada en crear un nuevo sistema de gestión basado en la atención y servicio al ciudadano, donde se sienta seguro y acompañado; querido y respetado, mediante la creación de lugares de remanso que apacigüen; y propicien una nueva comunicación en lo cotidiano, basada en las relaciones humanas, desde donde poder hablar y ser escuchado.
El agua justifica el sentido del proyecto. Es desde el agua, desde donde el palacio toma hoy su nueva vida, en la férrea voluntad por reflejar su espíritu yacente. Así los nuevos materiales utilizados, buscan representar el agua como nexo de unión.
El vidrio representa del agua su trasparencia. Usado como recurso para compartimentar los distintos espacios de uso, mediante la creación de pozos de luz; dando como resultado un espacio abierto, fluido y dinámico en sus transiciones. Estos patios, ejecutados con esta piel trasparente luminosa, definen un espacio donde crece la vegetación, aliviando la sensación de espacio interior cerrado y fomentando el bienestar del trabajo, desde un espacio aireado rodeado de naturaleza. El vidrio es usado para crear el mobiliario; en las mesas de trabajo, en el mostrador de atención al público y en el office de los empleados; ejecutados mediante una triple capa de vidrio templado, a la que se le rompe in situ la luna intermedia, con el fin de provocar ese efecto mojado de gota de agua sostenida en el tiempo.
El terrazo representa del agua su resiliencia en su adaptación a la forma. Usado como suelo y ejecutado in situ mediante una masa de cemento blanco y arena, mezclada con árido seleccionado y teñido en su alma de un pigmento azulado como guiño sutil al agua.
El aluminio representa del agua el reflejo. El espejo que todo lo muestra, dispuesto en techo, paredes y pilares existentes. Creando un espacio infinito desde donde la luz en su reflejo hace del espacio un continuo calidoscopio.
La lona tensada representa del agua la inmaterialidad. Creándose un espejo continuo sin juntas, que devuelve en su semblante todo lo que a ella se le acerca. El vacío que todo lo refleja, desde donde el espacio queda amplificado.
Bajo el lema de construir con agua es el agua el que construye las fachadas mediante cascadas continuas que bañan los cristales en sus ventanales a la calle. Ese agua que justifica esta nueva vida y que alimenta nuestras emociones convertida en exponente máximo de la vida.